ISABEL LÓPEZ TRIANA
27 octubre 2015
3 min. lectura
Las métricas siguen siendo un tema árido para los gestores de responsabilidad social corporativa. La abundancia de rankings y benchmarks provoca cierta confusión frente a la necesidad de seleccionar la métrica adecuada. Y, aun así, resulta imprescindible cuantificar los resultados de nuestras políticas de responsabilidad.
En primera instancia puede surgir la cuestión de si elaborar un cuadro de mando adhoc, o gestionar la presencia de la empresa en índices estandarizados y reconocidos. Posicionarse en los índices y rankings otorga notoriedad y reconocimiento a la empresa, es una credencial de buena gestión y un argumento de peso ante la alta dirección. Sin embargo, para gestionar la responsabilidad social corporativa en el seno de la empresa es necesario establecer unos indicadores propios y observar su evolución, porque son los que van a proporcionar información fiable sobre la forma en que estamos gestionando el negocio y la relación con nuestros grupos de interés.
Elegir modelos de medición que proporcionen rigor y eficacia, que sean flexibles y escalables, permitan establecer comparaciones relevantes y aplicarse con distintos grupos de interés, así como ser capaces de relacionar indicadores con objetivos estratégicos de la compañía e identificar aspectos realistas y que generan valor, son algunos de los retos y oportunidades en la materia. También es importante que las métricas elegidas reflejen la evolución así como relevancia en el contexto de la empresa, pues información sobre cómo han evolucionado los indicadores es necesaria para elaborar por ejemplo un Informe Integrado.
Índices y tendencias: SROI
En materia de métricas es cierto que se van consolidando algunas fórmulas de aplicación general y una de ellas es el SROI (retorno de la inversión sostenible). El pasado octubre se celebró el evento NewMetrics’15, un encuentro internacional de responsables de RSC, en el que se puso de manifiesto la importancia que en los últimos años ha tomado este concepto. En concreto, la presidenta de la consultora VeraWorks, Bea Boccalandro, en su taller sobre cómo obtener el SROI de las prácticas corporativas y planes de sostenibilidad, aconseja partir de proyectos bien delimitados, como el desarrollo de equipos de trabajo o programas ligados a una línea de producción fáciles de acotar, y establecer inputs, outputs y logros (outcomes).
Un ejemplo específico de la integración de medición de la sostenibilidad en el negocio es el caso de Disney que ha incorporado en la gestión de sus recursos humanos indicadores de participación de la comunidad en la evaluación de compromiso de los empleados.
Otro ejemplo interesante y que representa volver a la esencia del negocio y no buscar métricas nuevas, es el caso de la empresa aeroespacial Lockheed Martin. Al comenzar a medir el progreso de la sostenibilidad, el equipo descubrió que ya había más de 150 indicadores que correspondían a las cuestiones fundamentales que estaban trabajando; en lugar de reinventar el proceso de evaluación, el equipo fue capaz de utilizar las métricas de negocio existentes para ayudar a medir el éxito.
En definitiva el reto es ser capaces de medir, ser capaces de comunicar el progreso, tanto interna como externamente, y con ese modelo la creación de valor de marca y la innovación continuarán.
Isabel tiene una amplia trayectoria de más de 20 años dedicada a la consultoría en reputación corporativa y sostenibilidad
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